Francisco Cali, relator Especial de NNUU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas recomendó a los miembros del Consejo Directivo que no olviden “de dónde vienen y a quiénes están sirviendo”.
Este viernes 29 de octubre, la XV Asamblea General del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC) eligió a su nuevo Consejo Directivo, que tiene representación paritaria entre delegados indígenas y de los gobiernos de los Estados miembros y también paridad de género.
El Consejo Directivo está integrado por doce miembros: seis por los Pueblos y seis por los gobiernos, quienes fueron nombrados por consenso.
Para representarlos en esta instancia de Gobierno del FILAC, los Pueblos indígenas eligieron a tres delegados por América del Sur –Brasil, Argentina y Venezuela– y a tres por América Central o Mesoamérica –Panamá, Costa Rica y Nicaragua.
Estos son: Mirna Cunningham, Nicaragua; Rafael Delgado, Costa Rica; Jorge Arenas, Panamá; Silvia Paraqueimo, Venezuela; Gerson Waraiwe, Brasil y Mariela Villegas, Argentina
Los representantes gubernamentales, por su parte, eligieron a Bolivia, Ecuador y Paraguay por Suramérica, a México y Honduras por Centroamérica y a España por los tres Estados extrarregionales que integral este organismo internacional.
Los elegidos son: Freddy Mamani Machaca, Bolivia; Luis Alberto Pachala, Ecuador; Edgard Gustavo Olmedo, Paraguay; Saúl Vicente Vázquez, México; Jany del Cid Martínez, Honduras y Juan Pita Rodrigañez, España.
Los doce miembros del Consejo Directivo por el periodo 2021-2023 fueron posesionados y recibieron el bastón de mando, símbolo de la trasmisión de las responsabilidades inherentes a esa representación.
Francisco Cali, relator Especial del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas –invitado por la XV Asamblea General ordinaria del FILAC a ofrecer unas palabras–, les recomendó que no olviden “de dónde vienen y a quiénes están sirviendo”.
Cali, abogado maya cakchiquel de Guatemala, les recordó las palabras de los ancianos de su pueblo. “Los abuelos decían que recibir un cargo no solo era un privilegio sino una obligación, tomar el morral y ponérselo a la espalda”.
Hoy les toca –sostuvo– “colocar todos los problemas que tienen nuestros pueblos en ese morral e ir(los) resolviendo porque si no, la carga se va a ir haciendo más pesada en estos dos años”.